Desde su renacimiento, la Er-tzaintza ha estado siempre en el ojo del huracán de la izquierda abertzale. Habrán notado que he omitido deliberadamente la expresión “en el punto de mira” porque es evidente que la cosa ha evolucionado mucho, lo que debería ser un buen síntoma. Para una parte de la sociedad vasca, la policía vasca ha sido siempre “los zipaios”, “la zipaiada”. Es decir, esbirros al servicio del Estado opresor. El último encontronazo político sobre la Ertzaintza ha venido por boca de Arnaldo Otegi tras unas actuaciones policiales ciertamente cuestionables –tan cuestionables como los hechos que las provocaron y a los que respondían– y que han provocado heridos por cargas antidisturbios. Dijo el coordinador de EH Bildu en una entrevista que “cuando se iniciaron estos debates en la transición” –en referencia a la creación de la Ertzaintza– se quería “construir una policía en contraposición a la Guardia Civil y a la Policía Nacional Española” porque “la represión había sido brutal”. Por ello, Otegi abogó por “volver un poco al origen: una policía euskaldun, democrática, al servicio de la gente, etc.” No es exacta ni remotamente así. La Ertzaintza no nace en contraposición a nada. Difícilmente puede ser así, pues su “origen” se remonta a la Ertzaña creada por el Gobierno Vasco del lehendakari Agirre en 1936, en plena guerra. Y la definición del actual cuerpo –que recupera el espíritu de aquella– está claramente expresada en el Estatuto de Gernika, como policía integral y como expresión del autogobierno. Sencillamente, los vascos queríamos una policía propia y sí, como dice Otegi, euskaldun, democrática y al servicio de la gente. Pero ese es el modelo que combatieron ETA y la izquierda abertzale porque eran “zipaios” y la “policía del PNV “y pasaron a ser “enemigos” del pueblo y de Euskal Herria. Ahora no es tan del PNV sino que está ”descontrolada”. Bienvenido sea el debate, pero todo el debate, todos los debates. Pero no, por favor, sobre volver a los orígenes, que suele ser el trampantojo de quien no estuvo o no quiso estar.